acumulación
Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas
Henry Miller
Estoy a una semana de mudarme de país, regreso a vivir en México, por circunstancias el viernes de la semana pasada me enteré que no iba tener mudanza, es decir, lo único que me iba a llevar es lo que cupiera en mis maletas.
La cantidad de cosas que uno puede acumular a lo largo de apenas cuatro años puede llegar a ser exagerada, pero las cosas indispensables no son tantas. Esta semana tuve la tarea de decidir lo que me llevo y lo que no, además de acomodarlo en las maletas, gracias a la visita de mi madre serán 5 maletas y mucho mejor acomodadas.
Además de cancelar servicios, tarjetas, cerrar los pendientes —no es que sea muy fácil darse una vuelta para hacer las cosas— ya me tocará declarar impuestos remotamente (nada de gracia) y espero que no se me pase nada. Por lo pronto también tendré que desmembrar mi computadora y trasladar apenas su cerebro y corazón para ser transplantadas en otro cuerpo al llegar al destino.
Aún me falta establecerme, aún no sé si tengo electricidad, los demás servicios menos, claro que conociéndome no tardaré en tener lo básico: una computadora, un refrigerador y una cama —en ese orden— finalmente es otro comienzo.
Por ahí dicen que sólo se es poseedor de aquello de lo cual uno puede desprenderse; de lo contrario no se es poseedor, sino poseído.
Publicado el agosto 21, 2015 en Biografía, Brasil, madre, México y etiquetado en maletas, mudanzas, viaje, vida. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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